La tarde en que «La» Yerbabuena ofreció un viaje increíble.

Jouant avec son châle, l’artiste a emmené le public dans un voyage onirique boulversant. ERIC CATARINA

Sábado por la noche, el festival flamenco había reservado los momentos más grandes.

 

Entre las piedras de los muros de la Alhambra de Granada y la arena fina de las playas de las islas Amami, ¿qué otro arte que el flamenco, el más inentivo podría haber establecido los vínculos? Ninguno, obviamente. Eva Yerbabuena y Anna Sato, este sábado en el teatro Bernadette-Lafont, hicieron posible medir hasta que punto la palabra, creación, tiene un sentido, ejecutdada por artistas excepcionales y de interpretación mayúscula.

Union des cultures

En una pista que recuerda a la meseta brillantemente utilizada por Maurice Béjart para su inmortal «Boléro Ravel», el espectáculo «Cuentos de Azúcar», diseñado por Eva Yerbabuena, ofrece al público (que le ofreción a la compañía una ovaciones de gala) el más asombroso de todos los viajes. Combinando las culturas andaluza y japonesa, las diversas escenas, enriquecidas visualmente por una iluminación de una precisión impecable, la actuación, entre la poesía y la energía portentosa, entusiasma de extremo a extremo. Primero águila negra, luego bailaora de un «zapateo» de un virtuosismo deslumbrante, la aturoa de esta apertura a la que ninguna otra se le puede comparar, invierte la escena con un temperamento de una fuerza inagotable. Con sus figuras ejecutadas, con el chal en la mano, como una torera que dibuja «faroles» o «largas», «La» Yerbabuena se convierte en diva.

FRESCURA Y AUDACIA

Cerca de ella, otra estrella, que viene del Oriente más extremo, y que comunica con el mismo fervor. Una voz con recursos infinitos, que desafía a los ilimintadas cumbres del Himalaya y juega con las dificultades en registros inesperados. Es Anna Sato. Este espectáculo también le debe mucho. Por frescura y audacia…

Pero «Cuentos de Azúcar» no se limita a los números, por más impresionantes que sean. Bajo la dirección musical de Paco Jarana, es toda una compañía que expone su riqueza. Los «cantaores» Alfredo Tejada y José Valencia al frente, el destacado Fernando Jiménez con destreza atlética y toda la sección de percusión de los músicos. Una travesía de una hora por los terrenos hasta ahora jamás explorados. (Leer original en francés)

AUTHOR: ROLAND MASSABUAU

PHOTOGRAFIE: ERIC CATARINA

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